El caso de esta semana se trata de un paciente femenino de 34 años que nació en Afganistán y emigró a Canadá cuando era niña. No tenía antecedentes médicos, no tomaba ningún medicamento y no tenía alergias a medicamentos. No fumó durante toda su vida y no consumió alcohol ni drogas recreativas.
La paciente presentó disnea progresiva que ameritó valoración en urgencias. Durante su valoración inicial con crepitantes basales en hemitórax izquierdo. Fue diagnosticada con neumonía adquirida en la comunidad e inició tratamiento antibiótico.
En el curso de su evaluación, se tomó un electrocardiograma que demostró inversión de la onda T, por lo que se decidió realizar un ecocardiografía transtorácica para descartar patologia estructural. El estudio demostró una función sistólica del ventrículo izquierdo (VI) preservada con una FEVI del 64 %. Se observó una gran estructura que protruía hacia el ventrículo izquierdo desde el miocardio de la pared inferior. Se observaron múltiples tabiques dentro de la masa y se visualizó una deformación de la lesión relacionada con la contracción y relajación del VI (Ver trivia de la semana para los vídeos del estudio inicial https://www.sonecom.org/post/trivia-de-la-semana-3). Para realizar una mejor valoración de dicha estructura, se administró contraste que ayudó a delimitar mejor los bordes de la lesión y no se demostró vascularización ni comunicación entre la cavidad del VI y el componente quístico interno de dicha estructura (Video 1-3). Tanto la válvula aórtica como la mitral sin alteraciones orgánicas secundarias a la estructura observada. El patrón Doppler del flujo transmitral normal.
Video 1.
Video 2.
Video 3.
En el transcurso de la hospitalización del paciente, los hemocultivos fueron negativos, y la investigación adicional para hepatitis B y C y el virus de la inmunodeficiencia humana también fueron negativos. La serología fúngica para histoplasmosis, blastomicosis y coccidioidomicosis fue negativa, al igual que una prueba de antígeno de histoplasma en orina. Las serologías para Echinococcus, Strongyloides y toxoplasmosis fueron negativas. Su recuento de eosinófilos estaba elevado (inicialmente 0.36 x10^9/L y aumentó a 0.71 10^9/L; rango normal: 0.04 x10^9/L a 0.40 10^9/L).
Se solicitó una TAC cardíaca con contraste para evaluar mejor el tamaño y la ubicación de la masa y si había afectación de los tejidos adyacentes. Los hallazgos fueron consistentes con los del ETT, confirmando la presencia de una gran masa de 9 cm que surgía del ventrículo izquierdo. La masa apareció avascular, quística y con una cápsula fibrótica (Foto 1).
Foto 1.
También se realizó una resonancia magnética (RM) cardíaca para una mejor caracterización de los tejidos. Esto demostró una gran lesión principal quística que surgía dentro del miocardio desde la pared lateral en su segmento distal, invadiendo la cavidad del VI. También se visualizaron dos quistes más pequeños dentro de la lesión principal, y múltiples áreas curvilíneas delgadas dentro de la masa que sugerían membranas. La lesión quística medía 5x5x4 cm y estaba localizada predominantemente hacia el ápex del corazón. La función sistólica biventricular estaba conservada (fracción de eyección del VI 69%), y tanto la válvula aórtica como la mitral no estaban afectadas por la lesión (Figura 2 y Videos 4-6). En base a los hallazgos de imagen se planteo el diagnóstico diferencial de una lesión quística benigna compleja encapsulada en una cápsula fibrótica o un quiste hidatídico del miocardio.
Figura 2.
Video 4.
Video 5.
Video 6.
Se interconsultó a los servicios de infectología y cirugía cardiotorácica. Se realizó un diagnóstico presuntivo de infección equinocócica cardíaca sobre la base de las características clínicas y radiográficas. La paciente fue tratada antes de la cirugía con albendazol oral (400 mg dos veces al día durante 1 semana) y durante 6 meses después de la operación. La paciente fue preparado para la resección quirúrgica de la masa. La resonancia magnética y un USG de abdomen descartaron la afectación quística del abdomen. Se realizó una ecocardiografía transesofágica en el intraoperatorio y se confirmaron los hallazgos en la ETT (Vídeo 7 y 8).
Video 7.
Video 8.
La inspección quirúrgica reveló que la lesión estaba adherida al pericardio y que contenía un líquido de color verde y amarillo (Figura 3). Se visualizaron dos sacos más pequeños conectados al saco principal. La apariencia macroscópica nuevamente orientó hacia un quiste hidatídico. Sin embargo, el informe anatomopatológico no fue concluyente al confirmar un quiste hidatídico. Solo se reporto partes engrosadas de la pared del quiste que mostraban una gran cantidad de nódulos necróticos, que estaban compuestos por un revestimiento de células inflamatorias que incluía macrófagos, linfocitos y células plasmáticas. Los detritus en la pared del quiste mostraban calcificación microcelular, y ninguno de estos detritus al análisis patológico tenía la apariencia de "ganchos" típica del parasito Echinococcus.
Figura 3.
Después de la resección, la eosinofilia previa se resolvió. Tanto el ETT posoperatorio con administración de contraste así como la RM cardíaca mostraron un VI sin masas y una función sistólica del VI normal (fracción de eyección del VI del 58 % y el 60 %, respectivamente; Figuras 4A-4D, Videos 9-12). La paciente fue vista por última vez 3 años después de la operación, había permanecido asintomática desde manejo quirúrgico. Una serie de ecocardiogramas transtorácicos de seguimiento y estudios de resonancia magnética cardíaca demostraron una función normal del VI, sin evidencia de quistes residuales o recurrentes.
Figura 4.
Video 9.
Video 10.
Video 11.
Video 12.
Caso tomado de:
Echocardiographic Features of Cardiac Echinococcal Infection
CASE (Phila). 2020 Nov 11;5(1):26-32. doi: 10.1016/j.case.2020.10.0
Dr. Benigno Valderrábano Salas
Cardiólogo/Ecocardiografista
Laboratorio de Ecocardiografía "Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias "Ismael Cosío Villegas"
Twitter: @MDBeni
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